Ideas para un Táchira posible
Las agroindustrias del Táchira
Por: Juan Alberto Sánchez García
Anualmente los Tachirenses hemos sido testigos de los diferentes eventos que se organizan en el mes de enero en San Cristóbal, con motivo de celebrarse La Feria Internacional de San Sebastián; uno de ellos posiblemente de los más concurridos por el pueblo sea los pabellones Venezuela y Colombia.
Desde el año 2006 venimos insistiendo en darle a esos pabellones un vuelco total a la concepción que se tiene actualmente en cuanto a lo que allí se exhibe y vende, a cambio de ofrecerle a los Tachirenses y a quienes visitan la feria una visión diferente; por ello hemos sugerido que los pabellones sean literalmente tomados en la época de feria por los 29 municipios que integran el Estado Táchira y que cada municipio instale sus stand de los principales productos que tiene su economía local y venda sus potencialidades de acuerdo a su vocación, ya sea industrial, turística, agropecuaria, artesanal etc.
Qué interesante y pedagógico resultaría que al salir de visitar la exposición se sienta orgullosamente ser Venezolano, Andino y Tachirense, al haber observado la cantidad de cosas que se producen en cada municipio del estado Tachira, conociendo lo que es el Táchira, qué tiene cada municipio, qué produce, qué ofrece de ventajas para que alguien interesado pueda invertir.
Pudiéramos pensar en que durante una semana los visitantes podrían estar en presencia de una gran aula de clase, donde se pueda uno encontrar con ese Táchira profundo, muchas veces desconocido por múltiples razones, y promover que se hagan visitas guiadas de los niños de las escuelas para que vean directamente la geografía económica y la historia de los pueblos del Táchira, que difícilmente se aprenden en el aula de clase de la escuela y que ningún texto escolar las trae; esta nueva propuesta para los pabellones que deberíamos llamar «Juan Pablo Peñaloza y Cipriano Castro» nos puede ayudar a potenciar el sentido de amor y pertenencia por nuestro Táchira; elementos espirituales que a veces vamos perdiendo por desconocimiento, pereza o desidia; qué bonito seria ir a los pabellones a comer las acemas con chicharrones de capacho, el queso ahumado de Pregonero, la chicha andina y el masato de los diferentes municipios, las quesadillas, almojábanas, paledonias y el aguardiente «Caricuena» de La Grita, la diferente dulcería de Michelena, la miel de abeja de Abejales, las mandarinas, limones y naranjas de La Tendida, los productos derivados de la leche de la zona panamericana, conocer las ofertas turísticas de San José de Bolívar, Queniquea, San Simón, El Cobre, La Grita, Seboruco y Cordero con sus excelentes posadas y lugares turísticos, conocer toda la oferta gastronómica del Táchira, el desarrollo industrial, metalmecánico y de carrocerías de algunos municipios, la producción de flores de Cordero y duraznos de Delicias; conocer los insignes constructores de instrumentos musicales (Lutiers) que tenemos en varios municipios, estar allí en esos pabellones escuchando la música que interpretan sus músicos populares y pensar en los días finales en un buen concurso por ejemplo de las bandas municipales y premiar o estimular a los municipios mas esmerados en las muestras presentadas.
En fin pudiéramos pensar en miles de cosas que se pueden y deben hacer en esos pabellones y en estas ferias, solo debemos tener interés y querer a este Táchira eterno, que siempre nos cobija, en las buenas y en las malas.