Juan Alberto Sánchez García
Históricamente el ser humano ha buscado diferentes mecanismos de lucha y protesta para lograr sus objetivos, y hoy ha aparecido la «guarimba» como instrumento usado por la sociedad para disentir.
En los acontecimientos de febrero y marzo sucedidos en algunos estados del país, la «guarimba» tocó la puerta de los intermediarios agrícolas conocidos como «ferieros» agrícolas, quienes recientemente levantaron su voz de protesta por la muerte de un joven «feriero», que cayó en Caracas por el hampa común, para despojarlo del dinero que había obtenido con el esfuerzo de su trabajo limpio y honesto.
En los años 80 comenzó un trabajo institucional el Ministerio de Agricultura y Cría, junto a la desaparecida Corporación de Mercadeo Agrícola, creando el Programa Nacional Centros de Acopio, cuyo impulso en los estados andinos de Trujillo, Mérida y Táchira fue significativo, al construirse una red de centros de acopio; La Grita y El Cobre fueron dotados de esa infraestructura; pero los cambios de gobiernos y la debilidad organizacional de los agricultores hicieron que este programa fracasara y fuera naciendo un grupo de intermediarios, que hoy tienen músculo económico y se les conoce como «ferieros».
La comercialización de los rubros agrícolas del estado Táchira tiene su mejor expresión en los municipios Jáuregui (La Grita) y José María Vargas (El Cobre), de aquí semanalmente son despachados unos 3 millones de kilogramos de hortalizas y papa, en unos 800 camiones, y luego son vendidos por los «ferieros» directamente al consumidor, en los diferentes municipios del país, a donde llegan estos emprendedores venezolanos y se instalan en un lugar, en el que ya los consumidores saben el día y la hora de venta.
Esa conformación de los «ferieros» les valió para que en señal de protesta, durante una semana, no compraran la producción de La Grita y El Cobre y no la llevaran a los centros de consumo del país, ocasionando pérdidas, sobre todo a los agricultores, que vieron afectadas sus cosechas y compromisos económicos, así como a los consumidores.
Esta protesta no tuvo la conducción acertada, ni la visión, para haberle planteado al Gobierno Nacional sus inquietudes y necesidades, como por ejemplo, que incluyan a los «ferieros» en el programa nacional agroalimentario y de abastecimiento, que se aproveche el convenio con la Republica de China y se importe una buena flotilla de camiones y gandolas, que les suministren insumos para la producción, que establezcan un programa de seguridad social, que la banca privada y pública flexibilice los créditos agrícolas, que se genere un plan de seguridad y que las alcaldías de los municipios a donde llevan la feria de hortalizas, les brinden apoyo logístico, de seguridad y sitios de venta.