Las industrias del Tachira

Juan Alberto Sánchez García

El periodo presidencial de Carlos Andrés Pérez Rodríguez (1974 -1979) gozó de un desenfreno fiscal que convirtió a Venezuela en un país casi que irreal, fue tal la algarabía que se le endilgó a los venezolanas epítetos como «el ta barato dame dos» y la «Venezuela saudita».

Al Táchira por lógica familiar le salpicó parte de ese bonche económico; CAP le entregó a su natal estado, cinco agroindustrias y una ensambladora de electrodomésticos.

En los años 1.975 – 1976 se constituyeron en el Táchira las agroindustrias que tenían la misión de revolucionar la economía fundamentalmente agropecuaria de la entidad; así nacen INCATACA (industria cafetalera del Táchira, CA) en Rubio, HORTIFRUCAM (hortalizas y frutas campesinas Capacho, CA) en Independencia, COMLAPACA (complejo lácteo Panamericano, CA) en Coloncito, INPROPACA (industria procesadora de papa, CA) en La Grita y CONYUCA (complejo yuquero, CA) en El Piñal.

Hacemos esta cronología y recorrido pedagógico para refrescar la memoria de quienes voluntaria o involuntariamente ya se les olvidó, también a esos «memoria de velorio» y para colocar en la mente de quienes simplemente no lo saben.

Cada una de estas agroindustrias construidas con el mayor capital aportado por el Estado como mayor accionista, tuvo su historia con desenlaces muy desagradables e impropios para los tachirenses emprendedores; los equipos de Hortifrucam, pasaron años en sus cajones en los patios de los pabellones Colombia y Venezuela, fue tal la irresponsabilidad que ni siquiera tuvo estudio de factibilidad para instalarla, y en la zona donde se creía podía hacerse las infraestructuras no había ni agua; terminó siendo llevada a Yaracuy.

La procesadora de papa, se instaló en La Grita sin haberse resuelto lo relativo a la variedad de papa industrializable, en una oportunidad el presidente Jaime Lusinchi, les dijo que se olvidaran los cuatro ricos del Táchira que le querían poner la mano a estas agroindustrias, pero a la final, todas terminaron en manos privadas, los verdaderos actores léase los productores agropecuarios quedaron como la guayabera.

Todas absolutamente todas las agroindustrias corrieron con la mala suerte de no tener emprendedores visionarios conocedores del tema y vinculados al sector productor, en estas empresas terminaron siendo accionistas personas y grupos que nada o poco tenían que ver con ellas.

Aquí se perdió una gran oportunidad para consolidar al Táchira en el sector primario de su economía, ¿qué hubiese significado para el Táchira de hoy estas agroindustrias en pleno desarrollo y dándole valor agregado a la producción local de leche, hortalizas, frutas, café, yuca y papa? Ahí queda esta interrogante.

Rotel Rubio, significaba la esperanza para la población de Junín, pues se le abría una fuente de empleo estable y la posibilidad de apalancar la economía local, pero a pesar de la calidad comprobada de sus artefactos, no logró sobrevivir.

Hoy, solo opera en manos de una transnacional la procesadora de papa, la cual importa la materia prima y una parte la trae de los estados centrales del país, ya que las variedades de papa que siembran los municipios aledaños no son industrializables.

Traer estos antecedentes del Tachira de ayer son útiles para recordar lo que a esta entidad le ha sucedido a través del tiempo y para que sirva de ayuda memoria a las generaciones actuales.

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