ANTONIO VELAZCO
El pesebre de Llano Largo

Por: Juan Alberto Sánchez García
Regresado a su lar nativo de Llano Largo, acogedor valle grítense, luego de haber vivido en el centro del país por un puñado de años, Antonio Velazco decidió dar marcha a la idea que siempre le rondaba en la cabeza: hacer una maqueta del estado Táchira. En la casa materna, al calor de la vieja casona y de sus tías que lo secundaban, un día dio rienda suelta a la imaginación y comenzó pacientemente la obra que luego dio en llamar: «El pesebre de Llano Largo», la cual se integró al paso de Reyes Magos que se escenificaba el 6 de enero de cada año y que ya tenía visibilidad en la comunidad tachirense.
Antonio, con su voz pausada y baja, a pesar de la sordera que lo acompañaba, fue convirtiendo esta «maqueta-pesebre» en un referente turístico que atraía a gente de diferentes lugares del estado Táchira. Quienes se desplazaban hasta este lugar de Llano Largo a contemplar el pesebre, eran recibidos por Antonio Velazco, quien con toda la mística y dedicación explicaba a jóvenes y adultos todo lo que allí estaba contenido en su obra.
Corrían los años setenta y ochenta cuando se construyó el Complejo Hidroeléctrico Uribante-Caparo, que sabiamente Antonio había estampado en el pesebre y donde explicaba a lujo de detalles esta magnífica obra. Por cierto, en una oportunidad lo visitó un grupo de directivos de CADAFE venidos de Caracas, quienes estaban de gira técnica por la represa, y fueron gratamente sorprendidos por este didáctico pesebre, donde se apreciaba la obra. El helicóptero en el que vinieron tuvo que permanecer unos cuantos días en un potrero cercano al pesebre porque la inclemencia del tiempo no le permitía volar.
Cuando alguien conocedor de temas técnicos y de arquitectura le preguntaba qué escala había utilizado para elaborar la maqueta-pesebre, Antonio, sin tapujos ni nada, les indicaba que había trabajado con tres escalas: ¡la grande, la mediana y la pequeña!
Se había convertido también en el lugar donde, aparte de observarse el pesebre de Llano Largo, se podía tomar un delicioso trago de aguardiente con Díctamo Real, que magistralmente preparaba Antonio y que era muy apetecido por los visitantes, sobre todo por los creyentes en las propiedades afrodisíacas que dicen tener esta bebida espirituosa.
Fue agregando contenido al pesebre que implicaron ampliarlo, y llegó hasta construir el canal de Panamá. En otra oportunidad, un visitante acucioso y conocedor le preguntó por el canal, admirado porque le había quedado muy bien, a lo que Antonio le ripostó: «Es que yo trabajé en la Marina Mercante y fui algunas veces al canal de Panamá».
Antonio dio a conocer su obra lo más que pudo, y se movía permanentemente buscando recursos en instituciones públicas y privadas para el sostenimiento de esta magnífica creación, que luego de su muerte, no sabemos el destino que ha tomado.
JASG.