Julio Parra

Juan Alberto Sánchez García

Este Gritense oriundo de la aldea Babuquena, pertenece a una estirpe familiar de agricultores, músicos, poetas, dicharacheros y grandes colaboradores, en el quehacer cultural, folklórico y religioso de esta comarca.

Atanacio Parra labriego de Babuquena y padre de Julio, fue un hombre muy alegre y dedicado a la agricultura, solo que los fines de semana, las fechas religiosas y cada vez que velaban un Angelito, armaba su grupo musical y a tocar se ha dicho.

Atanacio formó parte de esos Jaureguinos que hicieron de la música su pasión de vida y fueron creadores de los conjuntos de música campesina, hoy tan en boga; claro no tenían acceso a las costosas grabaciones en acetato ni habían los sofisticados aparatos de hoy para hacer grabaciones, por eso solo queda en el recuerdo de su familia y de quienes lo conocieron y escucharon, las parrandas que armaba por las calles de La Grita y en las casas a donde llegaba.

Los músicos que siempre lo acompañaban eran sus hijos y sus sobrinos, con quienes hizo de esa especie de música carranguera, un modo para recrear y alegrar a la gente.

Atanacio, decide buscar nuevos horizontes y se va a Maracay con su familia, luego de vivir parte de su vida allí acompañado de su familia, música y amigos, se despidió de todos hace como unos 4 años; uno de sus hijos, Julio Parra, se queda en La Grita, crea una familia y sigue tocando su violin y su inseparable cuatro, los fines de semana luego de terminar su faena semanal como obrero de la construcción, salía con su violin o cuatro a recorrer calles y a entrar a los bares del pueblo donde también se tomaba sus copitas.

Julio Parra, armaba los jolgorios musicales con Ramon Cebollero que tocaba el redoblante, Carlos Sandoval con la Guitarra y Bartolo Sandoval en los timbales, junto a otros tantos músicos populares que no alcanzamos a recordar.

Una vez una señora que vino de Caracas y al verlo tocar el cuatro le llamó mucho la atención y en recompensa a su destreza musical le regala un cuatro, al que a veces le relinchaba las cuerdas cuando los tonos se le perdían por efectos de las copitas.

Hace ya unos 10 años, fue atracado una noche por las inmediaciones de la plaza aquí en La Grita, al parecer para robarle el cuatro y unos churupos que quizá se había ganado en la lotería, fue tal la brutal golpiza que lo dejaron semi parapléjico y en silla de ruedas, perdiendo La Grita a un alegre ciudadano músico y trabajador.

Hoy en su silla de ruedas lo vemos regularmente al pie de la plaza Bolívar de La Grita, acompañando el transcurrir del tiempo y sin poder rasgar las cuerdas del cuatro y el violín, pues sus manos también fueron afectadas.

Esta foto se la hice el 1 de este agosto de 2015, cuando estaba saliendo de La Basilica la imagen del Santo Cristo para llevarlo al Santuario, y Julio Parra allí en su silla de ruedas con su vibra musical lo acompañaba cantando el himno al Santo Cristo del rostro sereno.

©JASG15082015

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