Por: Juan Alberto Sanchez García
La Barranca
La Grita fue fundada en un pequeño valle que se asemeja mucho a una barca, sus cuatro calles principales comienzan desde la parte mas angosta para terminar igualmente estrecha.
La Calle numero UNO, señalada también como Negro Primero, fue popularmente conocida entre los años 30´s a los 70´s como la calle de tolerancia del pueblo, jocosamente los jóvenes la nombraban como «la calle de uno.»
Fue calle olvidada por los gobernantes locales, abandonada a los peores designios por esos administradores de la cosa publica, que despreciaban hasta a su gente, con pocos servicios públicos, vedada al transito de los niños y de la «alta alcurnia» de la sociedad Gritense de la época; en fin fue maltratada y condenada al permanente descuido.
La Barranca se le denominaba porque la calle fue desarrollándose y construyendo sus humildes casitas al costado de un cajellón o barranco conocido como San Francisco, el cual fracturó el valle dividiéndolo en dos pedazos.
Fue lugar donde también algunos adolescentes y mocetones del pueblo intentaron suicidarse lanzándose al vacío, solo que siempre lo hacían por el tramo mas corto y caían al fondo de la quebrada donde los pequeños arbustos y vegetación como la caña brava, amortiguaba la caída y no pasaba de ser otro espectáculo mas para los pobladores.
Transcurrieron los años, allá por los 90, Macario Sandoval, un alcalde con sensibilidad social, por cierto nacido en esa calle, conocedor como ningún otro de los principales problemas de la calle uno, empezó un programa de mejoramiento y embellecimiento de las viviendas, lo que paulatinamente la fue configurando como una pintoresca calle que hoy se transita con placer y cariño.
En el recuerdo queda aquella calle con aguas corriendole dia y noche, luces débiles que producían una sensación lúgubre del lugar, los bares con sus rockolas invitando al son de la música de moda, a pasar adelante y tomarse unas copas al lado de una dama.
Mujeres populares y reconocidas como Hortensia, la siete lochas y la negra Adelina, rondan en nuestra memoria, de esa Grita que poco a poco se nos va.
JASGnoviembre2017