Sancocho

Juan Alberto Sánchez García

En La Grita, desde siempre ha habido la tradición de grupos de personas que para tertuliar, chismorrear y jugar dominó, cartas, ludo, entre otros; tienen el achaque de unirse alrededor de unas cuantas copas de bebidas espirituosas junto a la catira bien fría que no puede faltar, y el buen sancocho; por eso se les ha conocido siempre como «l@s sancocher@s».

Inclusive, la tradición ha llegado a niveles de organización, que entre ellos, se conocen perfectamente y tienen distribuido el trabajo especializado que cada uno sabe y debe hacer, para preparar el delicioso y popular plato; así como también la rotación de la casa o lugar donde lo realizan, luego de unas cuantas cervezas, rones y miches Caricuaneros, acompañados de las innumerables partidas de dominó con los infaltables zapateros a los malos jugadores, a los desprevenidos y a los que no sacan bien la cuenta numérica.

Ah..! y la música de fondo que nunca falta siempre está presente, donde Billos, Melódicos y Pastor López, completan la escena; y al final el suculento plato de sancocho que los pone a tono, recuperando buena parte de la compostura ya perdida por los tragos y la algarabía del juego.

L@s Sancocher@s, han tenido una tremenda organización y espíritu de cooperación, pues los gastos de todo el sarao son compartidos, es una verdadera organización cooperativa, sin fines de lucro, pero sí con fines de sana diversión.

Contaban en La Grita, que un grupo de «Calvarier@s» (parte baja del pueblo llamado El Calvario) practicaba la costumbre del sancocho, para lo encontraban cada vez el achaque de una celebración, y tenían unos amigos que no aportaban absolutamente ninguna colaboración para la elaboración sancocho.

Eran aquellos holgazanes de pueblo, acostumbrados a la manguangua y al averiguar la casa donde ese día estarían haciendo el sancocho, para llegar casi que a la hora de empezar a comer; de modo que lo único que llevaban era la barriga bien presta para disfrutarse el tradicional hervido.

Luego de tanta viveza criolla de estos holgazanes y pájaros negros, un buen día decidieron l@s sancocher@s en el mayor de los secretos, preparar un sancocho diferente, para cuando llegaran estos vive la pepa.

Y efectivamente como de costumbre a eso de las 3 de la tarde, arribaron a la casa, alegres y orondos con los saludos de rigor, con su cara bien lavada y mamando gallo, pasaron directos a revisar y destapar la tremenda hoya de sancocho, como era ya su costumbre y de paso a servirse cada uno su buena taza del suculento sancocho.

Los jugadores de dominó y el resto de la familia anfitriona, guardaron la mejor compostura, la música y los juegos siguieron su curso normal; cuando estos caballeros comenzaron a comer, comentaban entre ellos que les parecía muy dura la gallina y los muslos demasiado grandes, además de ser la carne un poco oscura; increpando a los sancocheros: ¡épale que pasó hoy con este sancocho, no está como el de la semana pasada, fue que compraron una gallina muy vieja? Por qué están tan duras las presas? que casi rompe dientes y tumba planchas; la risa no se hizo esperar «Los Sancocher@s» se levantaron de la mesa de juego, les mostraron las plumas y la cabeza del zamuro que estaban comiendo, y el juego de dominó se trancó.

JASG2014

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