Antonio Velazco
El Soñador de Pesebres y Hacedor de Maquetas
Por: Juan Alberto Sánchez García
Ya desaparecido físicamente Antonio Velazco, soñador y lector acucioso, creador del “Pesebre Turístico de Llano Largo” nacido allí en el corazón de ese valle donde a veces la neblina arropa el suelo, perteneciente a la parroquia Monseñor Miguel Antonio Salas del Municipio Jáuregui, por donde la intrépida, útil y necesaria carretera Trasandina, abrió el vientre de ese espectacular valle jaureguino y que desde Venegara, Guacharaca , Guacharaquita, La Pradera, llega a Sabana Grande, continuar su rumbo por Llano Largo, desparramarse a Pueblo Hondo y para continuar por su margen derecha a Pueblo Encima, integrado por los sectores el 15, El triunfo, Caripito, la estación agrícola del viejo Fonaiap y el imponente valle de Nanjar, hasta estrecharse en el sector La Cañada buscando El Páramo La Negra.
Antonio Velazco, trabajó en la naviera venezolana lo que le permitió viajar por diferentes partes del Caribe y una vez regresado a Llano Largo, trajo en sus alforjas de ideas, hacer una gran maqueta de los estados Mérida y Táchira; en su casa compartía con dos viejas hermanas, Batistina y Teotiste. Antonio, fue preparando un lugar con paredes de bloque y techo de zinc, desarrollando ahí su idea de pesebre.
La Corporación Venezolana del Suroeste a través de su oficina en La Grita, le apoyó con el proyecto y la nueva construcción del local donde siempre ha estado el pesebre, con la particularidad de que el pesebre para nada se tuvo que mover o quitar de allí, sino que la construcción se hizo con el pesebre adentro.
Dada la popularidad y auge del Pesebre de Llano Largo y estando en construcción la represa Uribante – Caparo, los directivos de ese desarrollo hidroeléctrico, también apoyaron a Antonio Velazco y con orgullo nos contaba cuando a los potreros aledaños llegaban los helicópteros de La Represa, uno por cierto estuvo a punto de ocasionar un accidente con un cable de alta tensión al aterrizar allí, en otra oportunidad el helicóptero no pudo salir un día por la densa neblina; pero también lo llevaron en helicóptero a la represa y lo paesaron por el pulpito, la cimarronera y veriguaca, para que tuviera mejor visual e imaginación en la continuación de su pesebre.
En las visitas nunca faltaba junto a la conversa el cafecito que ofrecía Batistina y Antonio lo acompañaba con un aguardientico añejado con ditamo real, hierva de las encumbradas montañas que le dan una serie de bondades curativas y afrodisíacas.
Causaba contagio conversar con Antonio Velazco, porque era un baúl de ideas, recuerdos y preocupaciones por su comunidad, siempre con su gorra y chaqueta que le ofrecian un atuendo inconfundible. En una oportunidad lo visitamos con un grupo de ingenieros de diferentes disciplinas y cuan orgulloso mostraba su maqueta – pesebre, a uno de ellos le llamó la atención la destreza y el manejo de las escalas del mapa a la maqueta, por lo que le preguntó: Señor Antonio ¿Y qué escala usó usted en esta maqueta? Y Antonio, con su voz fuerte por estar un poco sordo le respondió, aquí he usado tres escalas: la grande, la mediana y la pequeña.
El pesebre de Llano Largo se juntó al paso de Los reyes Magos, para convertir a esa comunidad en un punto de atracción turística y de festejo todos los 6 de enero de cada año, ya son puntos de referencia turística regional y nacional.
Tuve amistad personal con Antonio Velazco, a quien le tomé esta grafica en 1993, junto a un campesino de Llano Largo y teniendo como fondo esa bella casita de arquitectura casi que indígena, la que al igual que Antonio, hoy tampoco existe físicamente.
JASG