En La Grita
Charcuteria artesanal «Casa Grande»
Juan Alberto Sánchez García
La Grita en una tierra de emprendedores y soñadores en todos los ámbitos del conocimiento y el quehacer, hay virtuosos en música, teatro, artesanías, pintura, industria, agricultura, ganadería, pastelería, repostería, comercio, pequeñas agroindustrias, sastrería y pare usted de contar.
Todo emprendedor debe contar con tres elementos básicos y fundamentales a la hora de decidir un emprendimiento y es saber:
1.- Qué hacer
2.- Cómo hacer
3.- Con qué hacer
Jorge Urrea, es un Gritense inquieto, con la particularidad que todo emprendimiento que se propone lo saca adelante y tiene la fortaleza del éxito por su constancia y perseverancia, además lo acompaña su forma de ser, donde siempre priva el raciocinio, entendimiento, el saber escuchar y el dialogo permanente y la tolerancia; es un emprendedor nato y a carta cabal, inseparablemente acompañado de su familia.
Desde 1982 le rondaba en la cabeza la idea de hacer en este pueblo, su Grita, una charcutería, comentaba con sus amigos esa ilusión y sueño de poder desarrollar una empresa familiar, que le produjera dividendos y que cumpliera con el cometido de ofrecer productos de primera calidad.
En una oportunidad allá por los años 80´s me fui con un amigo por la carretera vía hotel de montaña hasta llegar al Delgadito, mirando terrenos y posibles lugares donde instalar una charcutería, dada las bondades de clima, paisaje y calidad de vida en estos parajes Jaureguinos, veía y soñaba la charcutería a la orilla de la carretera.
No fue posible desarrollar esta iniciativa en esos momentos, tropecé con obstáculos, pero seguí soñando firmemente con la posibilidad y factibilidad de este proyecto, el gusanillo seguía ahí latente rondándome en la cabeza, siempre pensaba que era posible una charcutería en La Grita.
Y un buen día ya en el 2014, Jorge se levantó dispuesto a hacer realidad su quimera, echo a andar su sueño, llamó a sus dos hijos mayores, «el catire y el negro» como cariñosamente todos los conocen, les comentó que ya no esperaba más tiempo y que había nacido la charcutería «Los Urrea».
Comenzó a fabricar los ahumadores, para lo cual contó con el apoyo de sus amigos, en ideas, consejos, además compró maquinaria indispensable y preparó las instalaciones donde se hace todo el proceso artesanal y semi industrial, para la producción de varios productos de charcutería.
Buscamos apoyo con la universidad del Táchira, con amigos conocedores y estudiosos de los temas industriales, viajamos a Colombia para ver algunas experiencias y arrancamos en 2014 mis dos muchachos y yo, siempre mirando hacia adelante en el porvenir que nos esperaba y la concreción de un sueño que no queríamos siguiera siendo una quimera, algo inalcanzable.
Han trascurrido estos breves años y producen en promedio unos 300 kilogramos semanales de productos terminados que se pueden conseguir en diferentes supermercados y bodegones de La Grita o directamente en su casa, en los que ofrecen varios tipos de chorizos: ahumados, con ajo, picantes, parrillero y aquel chorizo pequeño criollito, artesanal y popular, que conocimos en las bodegas de La Grita, colgados al lado del peso, con el color característico que le producía el achote o bija y que costaban un mediecito (0,25 céntimos de bolívar) la unidad.
Pero también comentan Jorge, el catire y el negro, hemos incursionado en ahumar hueso que mágicamente le produce a las comidas un sabor inigualable, un día a la semana se venden morcillas y hasta han producido jamón «made in La Grita» y van en camino a producir otros rubros, que seguros están, les gustará a los consumidores Jaureguinos y de otros lugares.
Jorge ha contado con la solidaridad y el apoyo espiritual de sus amigos, y el pequeño éxito que ya tiene sus productos de debe fundamentalmente a la calidad en lo que ofrecen y el estar permanentemente buscando el sendero del mejoramiento, la superación y la innovación, porque el que innova llega primero, el que copia llega tarde.
Como a todo emprendedor lo afecta también la situación económica del país, la escasez de insumos que conforman la materia prima para producir la oferta de un portafolio de sus productos charcuteros, lo que se traduce en vaivenes permanentes de lo que pueden ofrecer al mercado local.
La ilusión y el fervor por sacar adelante esta pequeña charcutería artesanal es el aliciente que los mantiene siempre optimistas, derrotando el pesimismo que a veces con razón se apodera del emprendedor, por la incertidumbre que acompaña los momentos que vive el país.
Tenemos que seguir adelante con esta empresa al decir Jorge Urrea, la que nos motiva y mueve hacia derroteros de logros positivos que seguro vamos a alcanzar, con dedicación, perseverancia y constancia, tres elementos que siempre nos acompañan y todos quienes conocen de este esfuerzo familiar solo atinan a decir: ¡……que así sea….!
JASGfeb2017