Rafael Rojas Pérez

 

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Gritense ejemplar

Rafael Rojas Pérez 

Juan Alberto Sánchez García

Oriundo de la aldea Santo Domingo, comunidad agrícola cercana a La Grita, este Jaureguino de excepción, de estirpe campesina, sencillo y conversador, ha dedicado su vida a la docencia.

A los 12 años de edad fue “reclutado” del campo y llevado a Caracas por Los Hermanos de La Salle, aquellos que recorrían la geografía andina en una camioneta Volkswagen, a la que los  muchachos en el campo le tenían terror cuando la veían venir, porque era casi seguro que si llegaban a su casa, se lo llevaban al seminario de  La Salle.

Allí Rafael Rojas Pérez, pasa unos 10 años, entre estudios teológicos diversos, religión católica y el resto de disciplinas educativas formales, aprende música, teoría y solfeo,ademas de ejecutar el violín y el armonio.

Luego entiende que debe buscar otros horizontes, solicita a la dirección de La Salle su salida definitiva y se va. Se va de La Salle, comienza estudios de historia en la que él reconoce como la gloriosa Universidad Central de Venezuela, donde contó con excelentes profesores como el historiador Carrera Dama, a quien recuerda con mucho afecto; su situación económica y el apego por su pueblo y sus querencias, lo trae rumbo a su Grita,  aquí hace vida hasta el día de hoy.

Llega a La Grita, a su casa a compartir con los suyos; su mamá habla con Raúl Méndez Moncada,  párroco de La Iglesia de abajo, , quien  lo presenta a las monjas Dominicas del colegio Santa Rosa de Lima, allí comienza a impartir clases a las estudiantes “Normalistas”.-  Trae el profesor Rojas Pérez, la alforja y aureola de los frescos conocimientos en  metodología de la investigación, teología, filosofía, gramática, artística, sociología y hasta música, desempeñando eficientemente esas tareas.

Luego, paralelamente trabaja  como profesor en El Liceo Militar Jáuregui, donde imparte cátedras humanísticas y apoya todo lo relativo a las publicaciones permanentes del liceo así como las actividades complementarias.

Estudia en el pedagógico de Caracas para obtener su título de licenciado, que lo afinca  a su trabajo como educador en La Grita.

Amante como es de la docencia,  apoya al grupo de La Grita que promueve la creación del Liceo Ángel María Duque, y el liceo nocturno Antolín Parra, de los cuales también es profesor hasta jubilarse.

Dadas sus raíces campesinas incursionó con su hermano de sangre y amigo de la vida, Juan Rojas Pérez (+) en los avatares de la agricultura y ganadería, que le producen muchas satisfacciones como él mismo lo cuenta, viajó por Brasil y Colombia a ferias agropecuarias internacionales junto a otros Gritenses soñadores, buscando nuevas tecnologías de producción; hoy uno de sus hijos trabaja la finca.

Y el Profe, como le decimos nosotros quienes fuimos sus alumnos y hoy sus amigos de conversas, sigue inquieto, ha coordinado el IUFRONT sede La Grita; departe  en su casa, apoyando a estudiantes de bachillerato, de pregrado y postgrado, que siempre le consultan, escribe poesía, prologa libros a sus amigos, redacta discursos, dicta conferencias gratuitas en la extensión de La Universidad Simón Rodríguez en La Grita, sigue acariciando los libros como sus eternos e inseparables amigos, tertulia fluidamente con sus amigos con sentido de tranquilidad por su misión cumplida,  y no deja de ser consuetudinario practicante de la música, con su pequeño piano, que le produce bienestar espiritual.

Este es otro Gritense, que debe estar presente en nosotros,  sus alumnos y coterráneos, como digno ejemplo a seguir.

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