En La Grita
La Plaza Francisco de Cáceres
Por: Juan Alberto Sánchez García
La Grita es uno de los pocos pueblos venezolanos que posee cuatro plazas públicas: Cáceres, Bolívar, Jáuregui y Sucre; todas de singular importancia y cada una guarda en su haber, parte de la historia transitada por este cuatricentenario pueblo tachirense.
La plaza que está situada a los pies de la ciudad a un mil 390 metros de altura, es la que lleva como nombre el epónimo del fundador de La Grita, el capitán español Francisco de Cáceres. Hombre que se arraigó tanto a este pueblo, que como pocos conquistadores aquí se quedó un tiempo organizando el urbanismo de La Ciudad del Espíritu Santo. Pero su afán de seguir fundando pueblos lo llevó a retornar a lo que hoy es Santafe de Bogotá, siguió caminos y en pueblo que fundara con el nombre de Santiago de Las Atalayas en el oriente colombiano murió.
La plaza Cáceres, como llanamente se le conoce o plaza del Calvario, debe su existencia a que el señor Erico Lupi, vecino del sector, donó el terreno para que se construyera este bello lugar y su hijo Enrique Lupi García edificara una pequeña capilla que tuvo como advocación a la virgen de Los Dolores.
Está ubicada a los pies de su pueblo, en este valle que forma parte integral de la histórica de Venezuela. La plaza que guarda celosamente la alameda o columna como popularmente se le conoce, la que está allí erguida desde 1896, como homenaje y testimonio a ese insigne hijo adoptivo de La Grita, Monseñor Jesús Manuel Jáuregui Moreno.
El esbelto pueblo de La Grita, fue desde su nacimiento en 1576, creciendo y perfilando su valle como una barca en plena montaña y justamente en la plaza de Cáceres, tiene la fisonomía de “La Proa” de esa barca que arribó hace hoy 443 años.
Esta emblemática plaza ha sido desde 1925 cuando se inaugura “La Gran Carretera de Los Andes” “La Trasandina, puerta de entrada y salida obligada de los transeúntes. Es la primera y última impresión que un viajero observa, donde se suspira de alegría o tristeza.
En la primera mitad del siglo XX fue la plaza del Calvario junto a del “Llano” los lugares escogidos y quizá más apropiados para las celebraciones de las fiestas del pueblo. Y aquí en El Calvario, era lugar de reunión en la época de La Semana Mayor de los compradores locales y los vendedores venidos de Boyacá Colombia, quienes traían arreos de mulas, caballos, implementos para la venta tales como: gualdrapas, cabalgaduras, enjalmas, carne y quesos de Paipa, abrigos y bayetas de lana, ropa en general.
Pero lo fundamental en esta plaza era la venta de ganado vacuno. Curioso resultaba para la muchachada del pueblo, observar que los compradores revisaban minuciosamente la dentadura de los caballos, mulas y hasta burros, para negociarlos, con esta técnica sabían acertadamente la edad del animal y por lo tanto valoraban la compra.
Fue también lugar donde la muchachada “Calvariera” jugaba béisbol los fines de semana, armando tremendas caimaneras con los “Llaneros” lo que sirvió de acicate a la formación más tarde de equipos de pelota caliente: Los Aliados, Titanes, Rebeldes y el Cáceres.
Aquí sigue estando la plaza, expectante a los acontecimientos locales de este pueblo que la vió nacer, a ella la acompaña la columna que se levantara en 1896 como homenaje a los 25 años de sacerdocio del valioso educador Jesús Manuel Jáuregui Moreno
Fuente Consultada
- Castillo Lara, Lucas G. La Grita una ciudad que grita su silencio. BATT Nª 160 TOMOS I Y II CARACAS 1998
- García Mora Carlos J. Historia de la iglesia en La Grita. Fondo editorial Simón Rodríguez. San Cristóbal 2010
- Lupi Orozco, Domingo E. Apuntes Gritenses. Publicación Cuatricentenaria. La Grita agosto 1976
JASGabril2019