La iglesia que recuerdo
Por. Juan Alberto Sánchez García
La iglesia Matriz del Espíritu Santo de La Grita, es la parroquia eclesiástica a la que pertenece la comunidad de la parte baja del pueblo, desde la carrera 7 (pie de la plaza Jauregui), hasta la carrera 1 en el sector de la plaza de El Calvario, aparte de urbanizaciones y barrios, junto a las aldeas asignadas del municipio.
De niño la conocí ya dirigida por el Pbro. Raúl Mendez Moncada, apoyado por algunos sacerdotes como el padre Tíbulo. La misa la oficiaban en latín y de espalda a los feligreses, de modo que era poca la participación de los asistentes. Luego sería en español, cuando un 7 de marzo de 1965 el papa Pablo VI ofició la misa en Italiano, y en el mundo católico ese dia se ofició en el idioma respectivo de cada país; de frente a la gente y repartían una hojita solo los domingos la que tenía una mancheta: “campanada de la fe en la aurora dominical”.
La misa central de domingo era a las 8 de la mañana, con un lleno total, porque además venían las comunidades campesinas como es la costumbre en estos pueblos. De aquí se salía directamente al mercado municipal a desayunar con pastelitos y chicha de maíz y viento y las familias hacían las respectivas compras, que un carretillero que estaba en la puerta del mercado ofreciendo el servicio, llevaba hasta la casa por un real o un bolívar dependiendo de la distancia.
Las bancas de la iglesia estaban divididas para que las mujeres ocuparan del altar mayor hasta la mitad del templo, la otra mitad, los hombres. Pero también la iglesia tenia preferencia por los más pudientes, quienes tenían bancas asignadas donde se leía en pequeñas placas el nombre y apellido de los “Dones” y “Doñas” del pueblo; caracterizaba también estas bancas, que tenían reclinatorios con telas y fieltros rojos acolchonados, para que escucharan “la palabra de Dios” con confort.
Ah……! Y en esas bancas más nadie se podía sentar en caso de que “los señores” a quienes estaban asignados, faltaran a la misa; de hacerlo, se encargaba el sacristán o los monaguillos de mandarlos a levantar , porque esas eran “las normas”.
Las damas, necesariamente llevaban velo y ropas de colores oscuros y nada de escotes, aunque en este templo había también la particularidad de ser dirigida por el Padre Raúl Mendez Moncada, quien era jovial, atento y cordial, y que en nada se parecía al cura Sandoval, el de la iglesia de arriba.
Por la puerta principal del templo entraba los hombres y por la lateral de la calle tres, las mujeres; a excepción de un acto especial que se celebrara en la iglesia. Fueron épocas en las que la participación de la comunidad católica en los arreglos y mantenimiento del templo se hacía notar; como por ejemplo, cuando el padre Mendez se propuso hacer la nueva capilla del Santo Cristo, la colaboración no se hizo esperar por parte de la feligresía y ahí está la obra.
Y cuando se cambió el piso de mosaico por granito, fue también con una campaña todos los domingos en la misa central. Se escuchaba la voz del cura Mendez informando: llevamos ya tanto dinero recogido, para tantos metros de piso y falta tanto, de seguidas, empezaba a leer los más recientes colaboradores de la semana, nombraba la persona y la cantidad de dinero donado, pero el monto lo decía en cantidad de metros: fulano de tal medio metro, perencejo dos metros. Y uno de niño escuchaba el murmullo de la gente: ¡….Uyyy pero que pichirre y tacaño, solo dio plata para medio metro…..!.- Y también exclamaciones como: ¡……ah claro, dio esa plata porque es pudiente…..! Y así todos los domingos, se sabía cuantos metros de piso de granito faltaban por cubrir.
JASGagosto2019