La Pregonereña
Lola Carrero
Por: Juan Alberto Sánchez García
Dolores Carrero, o mejor Lola, como desde siempre la han reconocido en su casa y quienes la conocen, es de Pregonero; bella población enclavada en la montaña Tachirense, donde su gente vive del trabajo agrícola, y por esas cosas de la vida, le regalaron un lago de 23 kilómetros cuadrados, donde se tapizan y represan las aguas del bravos ríos: Uribante, Pereño, Negro, Puya, Pedernales y todas las quebradas, aguas arriba del pueblo, las que tributan sus aguas al primer vaso de La Represa Uribante – Caparo, con el objetivo de producir electricidad.
Lola, estudia primaria allí en Pregonero, levantada en un humilde hogar, donde la pobreza estaba a la orden del día, pero también el temple de una madre, la señora Aracelis Carrero, la que salía a trabajar para buscar el sustento diario de sus cinco hijos, hasta hacerlos profesionales y personas de bien, herencia que los acompaña.
Quizá esa estirpe maternal, le insufló a Lola el espíritu emprendedor que siempre la ha acompañado y que aún sigue con ella. De Pregonero se va a La Escuela Técnica Industrial Femenina en San Cristóbal, donde obtiene el título de técnico en Alimentos y sale a continuar buscando horizontes, en ese andar encuentra trabajo en La Grita, específicamente en el liceo Militar Jáuregui, a donde llega cargada de ilusiones, optimismo, fe y esperanza.
Concluye el bachillerato en el Liceo Nocturno Antolín Parra, de donde egresa en la primera promoción. Un buen día se despide de La Grita, se va a trabajar en San Cristóbal en un organismo oficial como secretaria; inicia sus estudios superiores en La Universidad Católica del Táchira, en la carrera de Castellano y Literatura, donde obtiene favorablemente su licenciatura.
Como buena “Chácara” se apegó a La Grita, a donde retorna ya con su cartón en la mano como profesora, ingresando a laborar en el liceo Militar Jáuregui, trabaja algunas horas en el Colegio Santa Rosa de Lima y en el Liceo Ángel María Duque. Realiza en La Universidad Nacional Experimental del Táchira, una maestría en Gerencia Educativa, mejorando su nivel profesional.
La política le estuvo haciendo cosquillas, le habló en la pata de la oreja y la tentó, pero Lola le esquivó, porque la política en una desagradecida compañera; prefirió seguir siendo una mujer dicharachera, conversadora, amiga de todo el mundo, alegre y sobre todo echada palante, como dice el refranero popular: no se le muere el muchacho en la barriga; por eso ha logrado transitar el camino de la vida con decoro, vocación y felicidad.
Siguió en la docencia; llegando luego a la dirección de la recién creada, para ese entonces, Escuela Agropecuaria “Idelfonso Méndez” en La Pradera de Sabana Grande, en la Parroquia Miguen Antonio Salas del municipio Jáuregui, donde estuvo gerenciando la institución hasta jubilarse.
Lola, es una Gritense por adopción – como históricamente han sido Los Pregonereños – donde ha realizado su vida familiar y profesional; tuvo la dicha dentro de su matrimonio con José Antonio Sánchez Moreno, de procrear sus hijos “morochos” hembra y varón, ambos profesionales universitarios, que les reconfortan siempre la vida.
Así es esta mujer educadora, a la que hoy le rendimos tributo desde este zaguán de Gritenses y amigos de La Grita.